lunes, 26 de enero de 2009

Nieve, de Orhan Pamuk


El poeta Ka llega a Kars, un pueblecito del noreste de Turquía, en pleno temporal de nieve. Su intención: retomar el ambiente mágico de su Estambul natal -ahora perdido- y reencontrarse con un amor platónico de su juventud, aunque la versión oficial es la de escribir un artículo sobre unas jóvenes suicidas y sobre unas próximas elecciones municipales. El centro de la novela son los tres días que Ka pasa en Kars, relatados por su amigo, el novelista Orhan, quien a través de las notas dejadas por Ka reconstruye lo acontecido cuatro años atrás. La búsqueda de la felicidad parece ser la obsesión de Ka: "Se dejó llevar por una sensación de destino inevitable: notaba con fuerza que la lógica de la vida poseía una geometría oculta que era incapaz de resolver y sentía un profundo anhelo de descubrir esa lógica para poder ser feliz, pero en aquel momento no se veía con las fuerzas suficientes como para satisfacer ese anhelo de felicidad". Ka cometió el error de intentar racionalizar la felicidad. La cabeza y el corazón de Ka son un carrusel desbocado, producto de la inseguridad y del desafío a un proyecto en Frankfurt atolondrado e inminente: "Subiendo las escaleras a toda velocidad se culpó también por haberse creído enamorado de ella. Entró en su habitación, se arrojó en la cama y pensó primero en la tontería que había cometido viniendo de Estambul y luego en el error que había sido venir a Turquía desde Frankfurt". Todos pensamos a veces en ese amor del instituo y en cómo serían las cosas si volviésemos a encontrarnos con ella. Es el momento en que la vida parece adoptar múltiples e infinitas probabilidades, todas ellas destinadas a extinguirse. Pamuk es un escritor increíble, de gran precisión descriptiva, con un extraordinario sentido del ritmo narrativo y una especial predilección por internarse en el alma humana, sin embargo yo le pondría un "pero", creo que carece de sentido del humor, por eso me sorprendí a mi mismo soltando una carcajada cuando leí este trozo: "Yo también quiero hacer el amor contigo -dijo Ipek. Por un segundo miró al suelo. Luego levantó sus ojos ligeramente bizcos y clavó con decisión su mirada en la de Ka-. Pero ya te lo he dicho, no mientras mi padre esté aquí, delante de nuestras narices. -¿Cuándo sale tu padre? -Nunca- contesto Ipek". Ja, ja, ¡la lo lleva claro, el colega! Tanta nieve, tanto "el silencio de la nieve", impregnan de "color" el texto, y es que la nieve es uno de los personajes de la novela, esa circunstancia nos conduce a párrafos como éste: "Vió un montón de niños que se deslizaban con sus trineos por pequeños solares vacíos, por las plazas cubiertas de nieve, por los jardines de escuelas e instituciones estatales, por las cuestas, por los puentes que cruzaban el arroyo Kars, niños que hacían batallas con bolas de nieve, que corrían, que se peleaban y decían palabrotas o que observaban todo aquel movimiento sorbiéndose los mocos". No sé ustedes pero yo pienso en uno de esos paisajes nevados con campesinos de Peter Bruegel. "Sólo mucho después se daría cuenta de que todas las personas que había conocido en Kars, a excepción de Necip, hablaban con dobles sentidos en una armonía instintiva y se preguntará si tendría relación con la pobreza, con el miedo, con la soledad, o con la trivialidad de la vida". Esto me hace reflexionar si en realidad todos no actuamos como si fuésemos intérpretes de algo, como si nuestras conductas y nuestras palabras no estuvieran siempre doblegadas ante un segundo o tercer sentido, sentidos a veces incluso inextricables para nosotros mismos. A vueltas con la felicidad, ese ente inasible: "-¿Eras feliz de niño? -Cuando uno es feliz nunca sabe que lo es. Años después decidí que había sido feliz de niño; en realidad no lo era. Pero tampoco era tan desgraciado como en los años que siguieron. Cuando era niño no me interesaba la felicidad". Maravillosas ideas que cuestionan el sentido de la felicidad, la obsesión absurda del ser humano por atraparla. ¿Qué es más importante, ser feliz o sentir que se ha sido feliz? Hay momentos del día en que, sin saber por qué, nuestra percepción está alterada, es sumamente absorbente: "Se elevó con tal fuerza en su alma la sensación de que esa extraordinaria claridad de percepción con la que apreciaba los detalles del momento en que estaba viviendo era una parte inseparable de este profundo y hermoso mundo y de que en ese momento todo estaba interconectado que, pensando que se le venía un nuevo poema, entró en una casa de té de la avenida Atatürk. Pero ningún poema se le vino a la cabeza". A todo esto el libro podría haberse titulado también "Tragedia en Kars". Una revolución anti islamista se adueña del pueblo aprovechando el aislamiento sufrido por la fuerte nevada. Ka se ve involucrado en esa situación por la que discurren los más variopintos personajes, un terrorista, la hermosa hermana de su amada Ipek, el loco actor-director del levantamiento, un periodista profético, unos joovenes estudiantes islamistas, ..., y así actuará como intermediario en una resolución que terminará sorprendentemente. Al final de la novela Orhan viaja a Kars para esclarecer los hechos y para encontrar al menos uno de los diecinueve poemas que Ka escribiera en la ciudad de Kars durante esos tres días, pero Orhan es tan sólo un novelista: "...aquello me recordaba uno de mis puntos débiles, que yo era un novelista de espíritu simple que cada mañana y cada noche trabajaba a horas determinadas como un contable al contrario que Ka, que era un auténtico poeta que podía vivir como mejor le apeteciera siendo él mismo. Toda la novela es recorrida por el conflicto religioso existente en Turquía y simbolizado con el problema de las empañoladas, es decir, aquellas mujeres que se niegan a quitarse el velo tal y como dicta El Corán. El eterno enfrentamiento turco entre Occidente y Oriente. Entre el futuro en la Unión Europea y la fidelidad a la tradición islámica. La trama, resuelta casi deductivamente nos deja no obstante ignorantes de la calidad de los poemas de Ka. Sólo en alguna ocasión se refieren algunos personajes como a que eran extraños. Pero Pamuk no comete el error de transcribirlos -el cuaderno verde nunca apareció-, ni siquiera el que sí consiguió recuperar Orhan para su libro Nieve a través del video de la televisión de Kars.

lunes, 19 de enero de 2009

El Bosco y la tradición pictórica de lo fantástico. VVAA (y 4)

Cuarta y última entrega de mi artículo sobre el libro El Bosco y la tradición pictórica de lo fantástico. Con el último comentario del doctor Calvus introducía el ensayo de Manuela Mena acerca del Conocimiento clásico y fantasía medieval: El Bosco y las piedras preciosas. Las referencias mágicas y religiosas de las piedras preciosas ocupan gran parte del texto. Existen numerosas citaciones de cuadros de Van Eyck, Campin, Memling, David:"las figuras sagradas y sus representaciones en la tierra resplandecen literalmente gracias a las piedras preciosas, el oro, las perlas y el coral que adornan las tiaras y coronas, medallones, broches, sortijas, sellos, báculos, empuñaduras de espadas, rebordes de capas pluviales y vestiduras. " Mena observa detalladamente la presencia de estos cuerpos preciosos en los cuadros de El Bosco intentando a su vez explicar el significado y la oportunidad de cada uno de ellos. Es un trabajo de miniaturista absolutamente preciso. Sobre Mártir crucificada, de Venecia: "El oro y sus tracerías dejan entrever el brillo de algunas perlas, mientras que el cíngulo que ajusta su vestidura se une por medio de un broche también de oro, con una gema oscura y brillante en el centro, cuya naturaleza es difícil de definir por el mal estado de conservación de esta obra y la alteración de sus colores". Sobre La adoración de los Magos de Madrid se centra un amplio comentario ya que estos reyes están profusamente ataviados con joyas, y también es muy interesante la identificación de la figura misteriosa como la del rey Herodes: "Herodes lleva una tiara singular, de metal azulado y brillante, cuya única decoración, de oro, semeja las ramas entrelazadas de la corona de espinas, y a un lado y otro, hilos o cadenas de oro, que perfora la carne del muslo, y de la que cuelga una gruesa perla, a modo de amuleto". Por dios, me iba a dejar la vista mirando la fotografía del cuadro. A continuación viene uno de los ensayos más enriquecedores y reveladores, El Bosco, de la leyenda negra a la España negra. Los trabajos de Persiles y Sigismunda de Cervantes ("Al ocuparse de este pasaje Michael Nerlich comenta: la imagen que presenta este cuadro de la Europa del norte, que recuerda ciertas pinturas de Jerónimo Bosco es apocalíptica"), el enfrentamiento entre el oscuro Flandes del norte y la España meridional, la afición de Felipe II por El Bosco, el libro España negra de Darío Regoyos y Verhaeren de 1898, y el de Solana de 1920, Luces de Bohemia de Valle Inclán, Dalí, Alberti, Cela y sus dos obras teatrales Homenaje a El Bosco I. El carro de heno o el inventor de la guillotina y Homenaje a El Bosco. La extracción de la piedra de la locura o la invención del garrote, e incluso el libro de relatos de Arrabal La piedra de la locura, todo ello ayuda a conformar la idea de esa España negra en la que tanta presencia tuvieron las imágenes atormentadas de los cuadros de El Bosco. Pilar Silva firma Realidad, fantasía y búsqueda de lo infinito en los paisajes de El Bosco. En él se presta atención a la labor paisajística de El Bosco, unos paisajes que sin duda tuvieron influencia en los posteriores de Patinir. "El resultado es que los paisajes del pintor de ´s-Hertogenbosch adquieren un carácter fantástico, independientemente de que se muestra una naturaleza cósmica, con el que se manifiesta esa búsqueda de lo infinito que caracteriza toda su producción". Sobre la ciudad incendiada de las Tentaciones de San Antonio de Lisboa: "Como señaló Robert Grenaille al referirse a esta tabla, en ella la observación directa de la naturaleza tiene tanta importancia como la imaginación visionaria." El Bosco combinaba elementos naturales con otros deformados o directamente producto de su imaginación creando unos paisajes realmente inquietantes y originales. Marina Warner escribe Ángeles y máquinas: el destino de los seguidores del carro de heno. En ella desgrana este increíble tríptico, una de las últimas obras del autor. La transformación de las figuras a medida que pasan de izquierda a derecha del panel central, acercándose al infierno contiene una reflexión interesante: "La metamorfosis sigue siendo la amenaza profunda que subyace a las penas del infierno: los famosos caprichos de demonios fantásticos de El Bosco son la prueba viva y visible del poder del mal para deformar y desfigurar la fisonomía humana, hecha en su día a imagen de Dios pero profanada por la degradación moral". Me llamó la atención la bibliografía de este artículo ya que cita el título L´Opera completa di Hieronymus Bosch, Milán, 1977, de Dino Buzzati, un libro que supongo será imposible de encontrar. Joaquín Yarza cierra el libro con su ensayo La "Adoración de losMagos", Museo del Prado. Desde los donantes, hasta la autografía, pasando por la iconografía, la descripción de los paneles exteriores, y por el descubrimiento del ¡Anticristo! en la figura misteriosa anteriormente identificada como Herodes, Yarza compone un magnífico retrato de una de las mejores pinturas de El Bosco desde el punto de vista técnico, y a la vez una de las que menos elementos fantásticos tiene. A pesar de eso la figura más enigmática de toda la pintura bosquiana se encuentra en ese falso Herodes o Anticristo. Un misterio que Jerónimo Bosch se llevó a la tumba.

sábado, 17 de enero de 2009

El Bosco, VVAA (3)

Vaya semanita que llevo con este libro, ya hasta tengo pesadillas con peces voladores, monjes con cara de jabalí, y demás exquisiteces. Ignacio Gómez aborda en su artículo el gran cuadro de El Bosco, es decir, el tríptico de El jardín de las delicias. Lo titula La Variedad del mundo o el tríptico de la Creación. Posiblemente sea la pintura que mas ríos de tinta a propiciado en toda la historia de la pintura. La clave de tanto misterio reside en el panel central. El de la izquierda representa el momento de la creación del hombre, y el de la derecha el infierno. Entonces ¿qué diablos representa El jardín de las delicias del panel central? No es el paraíso, ni es la Tierra pecadora, ni es el jardín de la lujuria como a veces se ha dado en llamar. Algunas ideas presentan este jardín como aquel que hubiera acontecido de no haber pecado Adán y Eva en el paraíso original. Dividido a su vez en tres planos horizontales, Gómez comenta: "De la zona inferior a la superior hay una progresión en la luminosidad y, sobre todo, en el orden. A estos dos caracteres hay que sumar el de las figuras geométricas y los números asociados a ellas que tipifican cada una de las zonas y que ayudarán a entender qué "variedad del mundo" quiso expresar el artista en el jardín." Gómez también interpreta gran cantidad de códigos numéricos en relación por ejemplo a los grupos de jinetes en torno a la laguna superior, a las mujeres que se bañan en la intermedia, jugando con el siete y el doce, etc... A veces cuesta creer sus argumentos, por ejemplo, habla de doce grupos de jinetes que simbolizan los doce planetas. Yo no veo doce grupos por muchas vueltas que le de. Pitágoras, Platón, la metamorfosis de Ovidio, San Agustín, etc...., múltiples son las referencias bibliográficas para tamaño -y genial- disparate. Werner Hoffmann dedica su ensayo a "Fantasías cabales: El Bosco y Goya". La mesa de los pecados capitales vuelve a centrar la atención del libro y enfatiza en lo extraordinario que supone para El Bosco delimitar en tres zonas tan diferenciadas lo fundamental del cuadro: las siete escenas de los pecados, las cuatro postrimerías, y el ojo central divino. La Adoración de los magos de Madrid nos revela una misteriosa figura con llagas en la pierna, así como dos figuras sobre la techumbre "No es que haya perdido de vista la cuestión de lo fantástico. Esa figura barbada es un discreto desliz en lo fantástico, en un trípitico cuyo tenor viene dado por un suave paisaje que muestra al preciso observador de su entorno que es El Bosco. Sólo en el horizonte del cuadro central unas raras construcciones ponen un acento híbrido-fantástico en la objetiva topografía". Y es que se trata del cuadro más realista del pintor flamenco, al mismo nivel de pericia técnica de un Van Eyck o un Memling. La convergencia entre El Bosco y Goya pueden desvelarse por ejemplo en Los desastres de la guerra de éste último. Y es cierto que viendo algún dibujo de El Bosco como "El bosque tiene oídos, el campo tiene ojos", en el que una lechuza observa desde la hoquedad de un árbol, donde creemos estar ante un grabado de Goya. Muy lírico es el ensayo de Gilbert Lascault sobre Las tentaciones de San Antonio, "Las tentaciones: seducción y terror". "La reflexión filosófica y soñadora concierne a varias nociones: la de la tentación, la de la seducción (unida al Eros), y la del terror (unida a la angustia), y la de la multiplicación de las formas". Me gusta la idea de concebir a San Antonio como un melancólico, tal y como aparece San Juan Bautista en ese cuadro del Lázaro Galdiano de Madrid. Creo que fue Bango quien reconocía no saber cómo interpretar el embudo que figura en la cabeza del monstruito que porta la carta en el cuadro de Lisboa, Lascault lo tiene claro: El embudo simboliza la locura. Fernando Marías es el encargado de escribir sobre El Bosco y las tablas de la meditación. Extraordinario ensayo sobre El jardín de las delicias en el que se estudia su origen, no es un cuadro religioso, tampoco es profano, es, digamos, un cuadro de uso religioso en ambiente profano. El inicio de la visión moderna de los metales se fraguó en un librito alemán "se titulaba Ein Nütlich Bergbuchlein (Un opúsculo práctico sobre yacimientos), y era obra de un médico llamado Ulrich van Kalw o Calbus Fribergius". Ja, ja, no me he resistido a colocar a este personaje por aquí, el doctor Calvus.

miércoles, 14 de enero de 2009

El Bosco y la tradición pictórica de lo fantástico,VVAA (2)

Continuando el comentario de este magnífico libro sobre El Bosco nos encontramos con el ensayo-artículo de José Manuel Cruz La clientela de el Bosco. En él se desgranan los diferentes encargantes de obras del pintor. El Bosco pertenecía a una cofradía de su ciudad natal llamada de Nuestra Señora y de aquí partieron algunos encargos, algunos de ellos nos pueden parecer impropios para un gran maestro de la época: "En los años 1491/1492 se le encargó pintar una tabla con los nombres de los cofrades jurados (...) En 1508 se solicitó la opinión de El Bosco y del maestro Jans heyns, constructor de la capilla" -de la cofradía de San Juan- "sobre el estofado del retablo de la Hermandad". No se refiere a un plato de cocina, se trata de una técnica de delienado sobre el dorado del retablo. Cruz diferencia también entre donantes visibles e invisibles. A partir de los datos disponibles realiza una tarea de investigación para descubrir los encargantes de determinadas obras como Crucifixión de Bruselas, o Adoración de los Reyes Magos de Madrid identificando los escudos familiares presentes en las pinturas. Otros donantes no son tan fáciles de adivinar y a veces llega a conclusiones novedosas, por ejemplo, con respecto al San Juan Bautista de Madrid "han sido varios los autores que han considerado que esta tabla era la puerta derecha de un tríptico en el que San juan en Patmos con Historias de la pasión por el reverso (Gemaldegalerie, Berlín) sería la otra puerta. (...) Las diferencias cronológicas en la disponibilidad de las tablas que se deducen del estudio de la madera -a partir de 1474/1480 la madrileña y de 1489/1495 la berlinesa-, aunque no sean definitivamente concluyentes, las de composición, color y estilo en general, y la falta de pruebas de que la tabla de la Fundación Lázaro Galdiano estuviera pintada por el reverso como la otra, hacen muy difícil que las dos obras formaran parte del mismo conjunto, según nuestra opinión". Habría que preguntarse en qué se basaban entonces Baldass o Koldeweij para argumentar que ambos formaban parte de un tríptico, ¡si nada coincide, por dios! Algunos datos resultan muy interesantes, como la supuesta copia de Cranach sobre El Juicio Final encargado por Felipe el Hermoso que se encuentra en Berlín. Sin embargo no parece ser muy útil esta referencia: "el pintor germano visitó los Países Bajos en 1508 y pudo copiar entonces el tríptico o hacerla más tarde (...) Se piensa que la copia estuvo desde el principio en poder de los Brandemburgo y así llegó a la galería berlinesa, lo que no arroja luz alguna ni sobre El Bosco ni sobre Cranach". Qué más quieres, ¡Cranach copiando a El Bosco! Un capítulo se dedica a los grandes clientes: Felipe el Hermoso, Enrique de Nassau, el propio Felipe II -con El Bosco ya fallecido-, o Domenico Grimani, cardenal de San Marcos, que encargó el tríptico de los eremitas, hoy en el palacio ducal de Venecia. Ismael Fernández de la Cuesta escribe un magnífico artículo sobre La música, elemento natural en la pintura de El Bosco. Fernández realiza un recuento de los numerosos instrumentos que aparecen en los distintos cuadros de El Bosco, y no sólo en cuadros eminentemente musicales como El concierto del huevo, sino en otros tan famosos como en el tríptico de El jardín de las delicias, y más concretamente en el lateral derecho que representa el infierno y que a veces se ha venido a denominar como el "infierno musical", debido a la gran presencia de instrumentos incluso como enormes aparatos de tortura. Existen antecedentes: "las representaciones musicales de los grabados de Brugkmair constituyen probablemente el verdadero rostro, uno de tantos que podían aducirse, de la pompa y soberbia del mundo, alimentada por los espectáculos musicales, que El Bosco quiso probablemente desenmascarar y parodiar en sus cuadros". Este aspecto puramente paródico es el que deja de lado a algunos instrumentos como el órgano o las trompetas -éstas más propias de escenas divinas que burlescas. Se realiza una interesante aproximación a lo que significaba la música en aquella época, mencionando los grandes músicos flamencos como Ockghem, dés Pres, Obrecht, o los borgoñeses Binchois y Dufay. La aparición de la ars nova, la importancia de la música religiosa y la evolución del polifonismo, las versiones "religiosas" de canciones profanas, etc..., nos dan una idea del peso de la música en la vida del primer renacimiento. Walter Gibson firma La Mesa de los pecados capitales: muerte, juicio y eternidad, acerca de la tabla que hay en el Prado. Una obra muy particular de El Bosco que hasta hoy día despierta inseguridades en cuanto a la autoría, ya que segúnr recientes estudios sobre la madera la fechan en una época bastante posterior a la que se pensaba, y bien podría tratarse de una obra de un discípulo aventajado del maestro. Sin embargo no se cuestiona actualemente que sea obra de El Bosco. Gibson se centra más en las cuatro postrimerías de las esquinas que en las representaciones propiamente dichas de los pecados capitales. Las escenas que explican la muerte, el juicio final, el cielo y el infierno son examinadas con lupa e interpretadas con alusiones a otras obras de El Bosco como El Juicio Final y a otras obras medievales como las Horas de Catlina de Cleves. Es un artículo excelente y que nos deja con ganas de saber más, sobre todo sobre las siete pinturas de los pecados capitales.

lunes, 12 de enero de 2009

El Bosco y la tradición pictórica de lo fantástico, VVAA (I)


Galaxia Gutenberg ha publicado esta apasionante recopilación de ensayos sobre la pintura de El Bosco en la que intervienen grandes especialistas en la materia. Es tal la densidad de información que contiene que tendré que realizar más de una entrada para realizar mi comentario sobre la obra. El primer ensayo se titula El bosque de El Bosco y es de Calvo Serraller. La traducción del lugar de nacimiento de El Bosco es El bosque del duque, así que el sobrenombre que adoptó el Bosco (bosch) viene a ser algo así como "bosque" en castellano, de ahí el juego de palabras en el título. La atracción de su pintura entre los artistas del siglo XX y contemporáneos (Dalí, Picasso, los surrealistas en general, etc...) es casi paradójico: "no deja de ser curioso que sea en el mundo contemporáneo -cuando se afirma que el arte está desliteraturizado, que se ha desprendido felizmente de todo símbolo y ha acabado con toda la narratividad para centrarse en la simple combinación de colores y formas- cuando El Bosco alcanza su mayor popularidad, cuando movidos por la imperiosa necesidad de conocer su significado nos veamos seducidos por su laberinto narrativo y su conjunto de lenguajes". Es un comentario interesante pero creo que se salta algunos detalles para poder llegar a ser cierto. En primer lugar no toda la pintura contemporánea es abstracta como pretende afirmar (recordemos tan sólo a López, Richter, de Stäel, o la escuela de Londres, el arte pop, etc...). Y en segundo lugar la abstracción no supone ausencia de significado (bueno, no estoy muy seguro de esto). En cuanto al interés del público puede venir perfectamente dado por una actitud de rechazo precisamente a lo abstracto que derive en una búsqueda de lo comprensible, lo escenificado y secuencial -muchas pinturas de El Bosco pueden "leerse" como si fueran películas casi. Termina sin embargo Calvo señalando la importancia de El Bosco fuera de su localidad en su tiempo, por ejemplo, despertó el interés de Felipe II, de forma que en Madrid se encuentra la mayor concentración de boscos del mundo, y fue citado por Vasari en sus Vidas. En el segundo ensayo Isidro Bango escribe sobre "Las tentaciones de San Antonio de Lisboa. Los ideólogos de la obra de El Bosco y su público". En esta novedosa interpretación del tríptico que se encuentra en el Museo de Arte Antiga de Lisboa -que me trae unos magníficos recuerdos de cuando estuve allí en 2003- se intenta demostrar cómo El Bosco no tuvo acceso directo a las fuentes que narran la historia del santo y de cómo su representación hubiera sido diferente sobre todo si hubiese conocido algunos pasajes especialmente eróticos -no sé por qué, pero Bango insiste en ello y aduce que el encargante no quiso facilitar esos datos al pintor-. "Todas las fuentes literarias que aparecen referenciadas en las pinturas se localizaban perfectamente en los medios religiosos brabanzones" (de Brabante) "de la época, incluso el texto árabe de Alfonso Buenhombre; sin embargo El Bosco no los utilizó directamente". Lo fantástico en el mundo medieval es el ensayo escrito por Gonzalo Borrás y en él se explican los posibles antecedentes de las figuras monstruosas que tanto utilizaba El Bosco en sus obras. Luego se apuntará que lo novedoso de El Bosco es que utilizara estos seres deformes en una obra narrativa y no sólo como apuntes aislados en retablos, columnas o puertas de Iglesias como se venía haciendo hasta entonces. "Sirva como ejemplo el señalado por Stierlin a propósito de la ilustración de la mujer embriagada con la sangre de los mártires cabalgando sobre la bestia, en el Beato de Facundo, donde la ampliación fotográfica de la cabeza de la bestia le confiere un poder expresivo comparable al de Picasso en el Guernica. Este beato, del año 1047" -es decir, casi cinco siglos anterior a Bosch-", cuyo escriba y tal vez su iluminador, es Facundo, procedente del escritorio real de León". El Bosco nació en una época en que lo apocalíptico molaba: "En su excelente síntesis sobre el arte europeo del siglo XV fuera de Italia, Bialostocki" -se llamaba así, no me lo he inventado yo, por dios-" dedica un brillante capítulo al fasto y a la fantasía en el otoño de la Edad Media. Son los tiempos en que va a nacer El Bosco, a mediados del siglo XV, cuando se acentúa una angustiosa fascinación por lo macabro y apocalíptico, que constituye el horizonte de su época". La pintura de El Bosco era moralista pero también virtuosa: "En la obra de El Bosco existe, sin duda, una dimensión moralista y crítica pero hay también un encanto seductor y sensual, un atractivo irresistible logrado mediante la habilidad técnica". Riendo camino de la muerte es el sugerente título del ensayo de Valeriano Bozal, un hombre al que estamos acostumbrados a leer en ensayos sobre arte moderno pero menos en los de arte antiguo. Bozal habla acerca de varios cuadros. Contrapone el San Cristóbal de El Bosco de Rotterdam al grabado de El caballero, la muerte y el diablo de Durero. Curiosamente realiza una lectura de las tentaciones de San Antonio de Lisboa que choca con la de Bango. Bozal estima que el panel central es el segundo secuencialmente y Bango argumenta que es el último. "El santo desfallecido y transportado casi a rastras en el primer panel, se reconforta ahora con la figura del Cristo que señala, y se recogerá después, se retirará del mundo, en el panel lateral derecho". Según Bango en el panel derecho el santo es primero tentado por la reina-diablo desnuda y más tarde vestida lujosamente -en el panel central. Ni los expertos se ponen de acuerdo. El jardín de las delicias también es motivo para los argumentos de Bozal: "El hombre árbol-hueco" -se refiere al del panel derecho, el infierno- " puede ser una dualidad propia del dualismo bosquiano". Bozal alude a la dualidad terrenal-divina en los cuadros de El Bosco, muy diferente a la tratada en el Renacimiento italiano. Símbolo y alegoría en El Bosco es el ensayo de Carlos Castilla. Nos introduce en la diferencia entre estos dos recursos pictóricos y toca un tema que me parece muy interesante acerca de las interpretaciones de los cuadros: "La obra de arte es en buena parte un secreto para todo observador, como intuyó Ortega en su ensayo sobre Velázquez. Es más: se puede afirmar que lo es incluso para el artista. Nada asegura que el autor sea el mejor y definitivo intérprete de su obra". Aunque es una idea muy atractiva hay que realizar puntualizaciones. El símil más cercano sería el de la interpretación de una obra musical. A veces los compositores no son los mejores intérpretes de sus obras. Esto lo hemos podido ver a lo largo del siglo XX con autores como Penderecki. Pero esto a mi no me convence, es decir, si El Bosco no ha querido significar nada con determinado monstruito, el hecho de que venga un sabiondo sacándole tres pies al gato no implica que haya que interpretarlo de esa forma. Si no tiene significado consciente por parte del artista estaremos ante un significado accidental y por tanto irreal.